martes , 21 mayo 2024

«En el barrio nadie quiere la muerte de otra persona inocente como Rodrigo»

La familia Gigena asegura que al joven de 26 años lo balearon por equivocación y desde el viernes saldrá a pedir justicia. «Las únicas adicciones que tenía era la gaseosa y el alfajor de chocolate».

Por Pablo Soria

Rodrigo vivía en un departamento de pasillo con su esposa, detrás de la casa de sus tíos. Tres generaciones de los Gigena viven allí, en Clemente Albelo en 3600, Barrio Norte, a una cuadra de ese inmenso predio de Refinería San Lorenzo. Desde hace cuatro días, en la familia falta un integrante. «Rodrigo no consumía nada. No fumaba ni bebía. La única adicción que tenía era la gaseosa. Una Pepsi con un alfajor de chocolate Fantoche», lo definió Guadalupe.

El martes pasado, a eso de las 22.30 h, Rodrigo Gigena salió a comprar una gaseosa para la cena. Cuando estaba por abrir el candado del portón para salir desde el pasillo a la calle, fue alcanzado por un disparo en el abdomen, que le atravesó el hígado y el pulmón. La ráfaga de tiros también impactó en la fachada de la casa lindera. Según consta en la investigación, los atacantes abrieron fuego desde un automóvil y huyeron por Clemente Albelo en dirección al sur.

A Rodrigo lo trasladó Martín, su tío, en auto particular al hospital Granaderos a Caballo. De ahí, fue llevado en ambulancia, por la complejidad de la herida, al Eva Perón de Granadero Baigorria, donde quedó internado en la unidad de terapia intensiva. El miércoles por la noche comenzó a agravarse el cuadro de salud de Gigena por las dificultades para respirar. Entró en coma hasta que falleció en la madrugada del viernes.

«Rodrigo era una persona maravillosa; no tenía problemas con nadie. Hacía amigos todo el tiempo y tenía afinidad con mucha gente. Siempre ayudaba a sus amigos», lo recuerda Guadalupe Valdez, la joven con quien Rodrigo había contraído matrimonio el pasado 4 de noviembre, luego de cuatro años de noviazgo. Gigena bailaba cumbia cruzada, estaba desempleado y vendía viandas de comida.

El sábado, la sala velatoria de Oroño y Dorrego se llenó de familiares, por lo que vecinos y amigos tuvieron que esperar en la vereda para despedir a Rodrigo. «Era un chico que no tenía maldad y no se metía con nadie», contó su tía Mariana. «Los vecinos lo querían un montón; también en el ambiente de la cumbia. El barrio está muy conmovido con su muerte».

Familiares de Rodrigo Gigena aseguraron que las disputas territoriales en barrio Norte comenzaron aproximadamente hace 8 meses. «El mismo día que atacaron a Rodrigo, pasando la vía se agarraron a los tiros. Después se enfrentaron a cuchillazos en la otra cuadra. El sábado por la noche, después de que enterramos a Rodrigo, escuchamos tiros por Fournier. En el barrio no hay seguridad para que ni chicos ni grandes podamos salir a la calle», lamenta Mariana.

El miércoles posterior al ataque contra Rodrigo, un grupo de vecinos se organizó para tomar represalia y destruir una vivienda situada a la vuelta de la casa de los Gigena, en Juanario Luna entre Albelo y Díaz Vélez, en donde aseguraron que funcionaba un búnker de venta de estupefacientes. «Entre todos los vecinos se encargaron de derribar esa casa. Todos colaboraron porque nadie quiere la muerte de otra persona inocente. En el ataque a Rodrigo también balearon la casa de al lado por error», sostuvo la tía de Gigena.

«Esto no tiene que quedar así», aseguró Franco, primo de Rodrigo. «Él no molestaba a nadie y tuvo que pagarlo con su vida, por lo que desde el viernes empezaremos a pedir justicia. En este momento tan duro de la familia, pedimos a amigos y vecinos que no nos dejen solos».

«En esta cuadra, todos los vecinos trabajamos para ganarnos el pan», afirmó Mariana. «Rodrigo preparaba y vendía viandas de comida para sostener el hogar que había construido con su esposa. No andaba en la droga ni vendía drogas. En la familia Gigena no hay lugar para drogas. Lamentablemente le pegaron un tiro a Rodrigo y le arrebataron la vida».

Barrio Norte está convulsionado por las disputas territoriales. Y los vecinos tienen miedo de salir a la calle. El martes 2 de agosto asesinaron a Jorge Acosta e hirieron a Julián I. en Fournier al 1100. Y al martes siguiente atacaron a Rodrigo Gigena, quien murió tres días después en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. «Antes no se veía a la Policía patrullando por el barrio. Tuvo que pasar una desgracia para que aparezcan los móviles», lamenta Franco.

Este viernes, la familia de Rodrigo Gigena invita a participar de la primera marcha en pedido de justicia. La concentración será a las 18 horas en Clemente Albelo al 3600, para movilizarse hasta la Esquina de los Bancos. «Decidí quedarme a vivir por un tiempo en la casa que construimos con Rodrigo. Tengo el apoyo de mi familia y de la familia Gigena, pero a mí me falta Rodrigo. Se hace realmente muy difícil saber que no voy a verlo nunca más ni escuchar su voz».

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