A pesar de las últimas flexibilizaciones de la cuarentena, sigue siendo uno de los rubros sin actividad. «Muchos colegas la están pasando muy mal, cerrando o vendiendo la llave del negocio», aseguró Franco Scarpino.

La fase cuatro de la cuarentena trajo alivio en algunos sectores como el comercio o los profesionales liberales que, desde el pasado lunes, pudieron reanudar su actividad. Sin embargo, otros rubros continúan sin funcionar y crece la incertidumbre laboral y económica.

Entre los perjudicados por la cuarentena se encuentran los tatuadores. «Nosotros decidimos cortar inclusive previo a que se dicte el aislamiento obligatorio; no por miedo, sino por seguridad de uno y del cliente», contó Franco Scarpino en diálogo con Radio Black 92.5, y sentenció que la situación «es crítica», sobre todo para quienes deben afrontar el alquiler de un local.

«Muchos colegas la están pasando muy mal; algunos decidieron cerrar el comercio o vender la llave del negocio», situación que se extienden a quienes comercializan máquinas o insumos y forman parte de la industria del tatuaje.

De forma paralela a la imposibilidad de trabajar, hay otra situación que preocupa: la suba de precios en los insumos que están dolarizados. «Un pigmento que lo conseguíamos a 1.000 pesos hoy está 1.800. Lo mismo ocurre con agujas y punteras descartables. Todo se encarece, me ofrecieron una caja de guantes a 800 pesos», lamentó Scarpino.

Al momento de pensar un protocolo, aseguró que las condiciones de higiene y seguridad se brindan habitualmente, al margen de la pandemia por coronavirus: «El tatuador tiene muchísimos cursos de sanidad, contaminaciones cruzadas y siempre se tomó con mucha seriedad la limpieza de los materiales y el cuidado personal. No veo el motivo por que sigue sin habilitarse. El rubro está bastante castigado», concluyó.