El tatuador sanlorencino que sufrió un infarto durante un partido de fútbol con músicos de Iron Maiden prepara la vuelta a casa, luego de permanecer internado 45 días en una clínica de Buenos Aires. «Desde ahora veo la vida de otra manera», confió.

«Estuve muerto entre cinco y ocho minutos. No sé, me contaron. Tuve una muerte súbita y me devolvieron la vida. Los médicos dicen que soy un milagro en pie». Franco Scarpino recuperó la conciencia hace apenas dos semanas, cuando abrió los ojos y se encontró conectado a un respirador artificial en Buenos Aires. Estuvo más de un mes internado en terapia intensiva. Y no tiene registro de lo sucedido desde minutos antes al infarto que sufrió el viernes 11 de octubre en cancha de Excursionistas. «Lo último que recuerdo fue que nos saludamos con Steve Harris, el Pipa Gancedo y el Pájaro Caniggia. Del partido de fútbol no me acuerdo de nada», lamenta sobre el encuentro que estuvo organizando con músicos de Iron Maiden durante cinco meses. Mañana al mediodía, el tatuador recibirá el alta para volver a su casa de San Lorenzo, tras permanecer internado durante 45 días en una clínica porteña. El 23 de octubre se sometió a un triple by pass, mientras que el pasado lunes le realizaron otra cirugía en la que le colocaron un aparatito desfibrilador que regulará su ritmo cardíaco de por vida.

Franco cuenta las horas para regresar a casa y reencontrarse con su hija menor. En Buenos Aires tuvo el acompañamiento incondicional de su esposa María Laura. También de su hermano Daniel, con quien venía organizando el partido con los músicos de Iron Maiden, un día antes de la presentación de la legendaria agrupación británica en cancha de Vélez. A la distancia, las cadenas de oración enviándole fuerzas, los mensajes alentadores de amigos, conocidos y hasta desconocidos, la solidaridad de otros sanlorencinos que colaboraron para conseguir los veinte donantes de sangre necesarios para que se realizase la cirugía cardiovascular. «Todo me ha llegado. Estoy agradecido infinitamente. Me llenó el alma y me hizo crecer mentalmente», manifestó Scarpino en entrevista con Radio Black 92.5.

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Durante un mes, Franco no tuvo noción de lo que sucedió alrededor suyo. «Desde ahora veo la vida de otra manera. Me acuesto y no tengo sueño. Quedo despierto mirando el techo hasta las tres de la mañana. Y me replanteo muchas cosas. Por ejemplo, no poder ver a mi hija menor es lo único que me amarga. En la vida, lo único que no tiene solución es cuando te cierran la caja. No me caben dudas de que el barba tiene otros planes para mí», expresó el tatuador sanlorencino.

Cuando reabrió los ojos en terapia intensiva, lo primero que pensó Franco fue «no estar tirado en una cama». Y se propuso levantarse. «Quiero estar en casa con mis dos hijas y con toda mi familia. Cuando desperté no caía en la realidad de que estaba internado en Buenos Aires. Fueron 30 días de eterna pesadilla. Por eso jamás me voy a olvidar de lo que hicieron mi hermano y mi mujer -especialmente ella- para que yo siga con vida».

Scarpino, del milagro de vivir al dolor por el adiós a su padre

Steve Harris, legendario bajista de Iron Maiden, se puso a disposición de la familia Scarpino. «Él junto a su esposa y al manager de la banda, mostraron preocupación por mi estado de salud. Mandaron una encomienda desde Inglaterra y hasta llamaron por teléfono a la casa de mi madre», confió Franco.

Por último, Scarpino propuso que todas las canchas de fútbol cuenten con un sistema de cardioprotección. «No se enojen, pero ojalá que todas tengan desfibriladores. Es importantísimo porque salva vidas. Hay que tomar conciencia de que, por más que una persona tenga 20 años, también le puede pasar lo que me pasó a mí».

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