Quienes ingresen a Santa Fe transitoriamente van a tener que descargar una aplicación y completar el formulario que tiene carácter de declaración jurada. Funcionará como mecanismo de control y trazabilidad para controlar los ingresos y egresos hacia y desde la provincia.

La provincia de Santa Fe anunció que endurecerá los controles en los ingresos interprovinciales. La medida afectará principalmente al peaje de General Lagos que conecta con Buenos Aires, epicentro de la mayor cantidad de contagios de coronavirus en nuestro país.

«A la luz de lo que está pasando en Capital Federal y el Conurbano Bonaerense, hemos dispuesto un doble anillo de contención en los límites interproviciales. Al control habitual se sumó el puesto sanitario que busca cerrar la gran ventana que abrió el virus con los pre sintomáticos; aquellos que tienen una carga viral importante en su aparato respiratorio y están contagiando», explicó Osvaldo Aymo, titular de la Agencia Provincial de Seguridad Vial, en diálogo con Radio Black 92.5.

La verificación se realiza de forma aleatoria. En caso de detectar síntomas en el ocupante del vehículo, se toman datos filiatorios, de georreferenciación y preguntas básicas. Posteriormente se hace una nueva toma de temperatura y testeo de olfato. De constatarse que se está frente a un posible caso, se activa el protocolo con el hisopado.

Aymo confirmó que aproximadamente 20 mil vehículos por día pasan por el peaje de General Lagos en la autopista que une Buenos Aires con Rosario.

A su vez, aclaró que hay que separar entre los residentes en Santa Fe y quienes por actividad económica o profesional tengan circulación entre las provincias vecinas. En ese caso deberán hacer una cuarentena reducida, evitando los encuentros sociales y tomando contacto únicamente con su entorno más cercano.

En cambio, para aquellas personas que residan en otras provincias e ingresen a Santa Fe deberán hacer 14 días de cuarentena, del mismo modo que las personas provenientes de países limítrofes o del exterior. «No le impedimos trabajar a nadie. Sería imposible hacerlo hasta por una cuestión de desabastecimiento», concluyó Aymo.