La nadadora sanlorencina llegó hace dos días tras la temporada de aguas heladas en República Checa. «Cuando empecé a ver que las cosas se ponían raras, decidí que lo mejor era volver antes», dijo. Además, contó a Criterio Informativo las complicaciones que tuvo para regresar al país.

La nadadora Victoria Mori regresó hace 48 horas de su temporada de aguas heladas en República Checa, en medio de un mundo que se encuentra paralizado por el avance de la pandemia del coronavirus.

En diálogo con Criterio Informativo, la sanlorencina relató las complicaciones que tuvo que sortear para regresar al país. «Los días previos fueron bastante complicados. Cuando empecé a ver que las cosas se ponían raras, decidí que lo mejor era volver antes», expresó la deportista local.

«Cambiar los pasajes era imposible. Me acerqué al aeropuerto, pero la aerolínea con la que yo viajaba no estaba ahí físicamente, me dieron números de teléfonos. Las líneas estaban abarrotadas, un día llegué a llamar más de 60 veces, con esperas de 20 minutos», detalló.

Tras este primer intento, Mori se comunicó con la Embajada. Las soluciones que planteaban eran tres: cambiar el pasaje (algo que ya había intentado, sin éxito); ir a España para, desde allí, volar a la Argentina; o quedarse en República Checa hasta que la situación se normalice.

«Empezaron a pasar los días y la situación no mejoraba; el día 14 de marzo decretaron Estado de Emergencia y no se podía salir de la casa salvo para comprar comida o ir a la farmacia. Además, era obligatorio el uso de barbijo o algún elemento que cubriera la boca. Inclusive se decía que iban a cerrar el aeropuerto y no íbamos a poder salir del país», ahondó la nadadora y sentenció: «Fueron varios días de incertidumbre total».

En cuanto a los mencionados viajes de Aerolíneas Argentinas para repatriar a quienes estuvieran varados por el mundo, Mori recibió la negativa por parte de la compañía de bandera estatal. «Lo primero que me respondieron fue que no, porque le estaban dando prioridad a los que tenían pasaje con ellos o a la gente que no tenía pero estaban en situación de vulnerabilidad».

Finalmente se resolvió que los extranjeros con visa de 90 días podrían volver a sus destinos de origen y entonces comenzó el viaje de regreso: «Salí de Praga con muy poca actividad en ese aeropuerto. En Doha había un número más grande de gente, pero tampoco creo que sea el número que manejan con regularidad».

Llegó al país el 22 de marzo. «Se subieron un par de doctores al avión, nos entregaron la declaración jurada donde tenés que informar si tuviste algún síntoma y realizaron controles de temperatura a algunos pasajeros. En Migraciones te hacían firmar otra declaración y nada más. Ese fue el único control en Ezeiza, donde estuve esperando casi diez horas para poder volverme», dijo Mori y recordó: «Durante esa espera que estábamos en el hall del aeropuerto había un contingente de chicos italianos. La gente estaba muy nerviosa. Ahí no hubo ningún control y me llamó la atención».

Al llegar a la terminal de ómnibus de la ciudad de Rosario, los pasajeros fueron recibidos por dos médicos que realizaron las preguntas de rigor del protocolo y firmaron una serie de papeles ante la policía local.

Ya en su hogar, Mori comenzó a cumplir la cuarentena que indica el protocolo para personas que volvieron del exterior. «Vengo durmiendo mucho porque tengo todavía los horarios cambiados. Posteriormente será momento para organizar la pieza y estudiar. Hay bastante para hacer», concluyó la deportista.