Este sábado 7 de marzo se cumple el tercer aniversario del fallecimiento del rapero puertense de 18 años en un siniestro vial. ¿De qué manera se sobrelleva la pérdida de un hijo?

Santiago Leguizamón murió hace tres años en el Sanatorio Británico de Rosario, producto de los gravísimos traumatismos sufridos en el siniestro vial ocurrido el 22 de enero de 2017 en la esquina de Avenida San Martín y 3 de Febrero. Al cumplirse el tercer año del fallecimiento del rapero puertense de 18 años, su madre Laura Junco publicó una conmovedora reflexión sobre la manera en que sobrelleva la pérdida de su hijo.

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Tres años… y sin entender.

¿Se entenderá alguna vez?

No creo, igual se sigue, porque no hay opciones en este camino.

El tiempo es mi nuevo amigo, es quien me muestra el camino.

No es un amigo complaciente. No es un amigo de fiestas. No es un amigo de la joda. Es un amigo duro, difícil. De muy mal genio.

Pero es el que me enseña, me escucha y me acompaña.

No tengo manera de liberarme de él. Sólo el tiempo se quedó a mi lado: lugar de donde muchos se fueron.

El tiempo me enseñó la paciencia cuando busqué justicia.

El tiempo me muestra a los amigos de Santi crecer y disfrutar.

El tiempo me cuenta historias verdaderas y algunas inventadas. Así me entretiene cuando tiendo a decaer.

El tiempo se detuvo en las fotos y en los videos que tengo de mi hijo, ya que siempre será ese joven de 18 años. Eternamente joven.

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El tiempo es como un soplo de viento y quitó caretas, para que sepa qué y quién.

El tiempo es un suspiro cuando pienso en él.

El tiempo me trae gente nueva, desconocida, para entender que todos somos pasajeros, y que nadie se queda para siempre en ESTE TIEMPO.

El tiempo es mi aliado, mi compañero, mi amigo. Y estoy aprendiendo a entenderlo, aceptarlo y hasta quererlo. Porque cuando puedo controlar el dolor, cuando puedo tomar aire y respirar, el tiempo está ahí. Y me da lo que necesito.

A veces es un recuerdo, a veces una foto, un olor, una ropa, un papel encontrado con su letra, una idea. Pero por sobre todo, me susurra que en estos tiempos, hay cosas que no valen la pena. Me enseñó sobre todo a priorizar.

Porque después de que un hijo parte a otro tiempo, nada tiene el mismo significado. Lo que creías importante ya no lo es. Y sólo el tiempo te da la razón -dicen-, pues aquí les cuento: el tiempo es mi amigo.

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El tiempo no me juzga, no me pide que no llore, no me pide que haga nada por él, no canjea su compañía, no me tiene lástima, no me deja sola. Me entiende y me tiene paciencia.

En el tiempo vive mi hijo. Para siempre y por siempre. Y el tiempo me dará la verdad. Y en esa verdad está mi hijo.

Tres años, para el resto de mi vida. ¡Sólo el tiempo sabe!