Trabajadores de Oil Combustibles participaron de una marcha sin banderías políticas ni sindicales. «Fue una movilización de la familia», sintetizó Edgardo Dossena, trabajador con 37 años de antigüedad en la empresa.

Hoy a la mañana los trabajadores de Oil Combustibles marcharon hasta la Esquina de los Bancos para reclamar soluciones a la grave crisis que atraviesa la empresa, actualmente paralizada.

Acompañado por su esposa e hijos, Edgardo Dossena habló en representación de todos los trabajadores de Oil Combustibles afectados por la crisis que atraviesa la histórica refinería de San Lorenzo. Tiene 37 años de antigüedad en la empresa y vivió todos los procesos de reconversión laboral. Estuvo presente cuando se privatizó la emblemática YPF en los 90 y también cuando la compañía pasó a manos de la brasileña Petrobras y recibió el nombre de Destilería San Lorenzo.

El objetivo de la manifestación, denominada Marcha de la Esperanza, no fue otro que humanizar el conflicto. «Fue una movilización de la familia, sin banderías políticas ni sindicales. Queríamos que se visibilicen las caras de nuestras mujeres, de nuestros hijos y de nuestros padres. La imagen de la refinería no es solamente una chimenea largando humo. Hay personas detrás de ellas», sostuvo Edgardo.

Mientras se desarrollaba la movilización de los trabajadores, representantes sindicales de obreros petroleros mantuvieron reuniones en Capital Federal. «Fueron a una presentación judicial que puede resultar beneficiosa. Es probable que la casa presente los avales por parte de Lukoil», aventuró sobre las negociaciones de los gremialistas para que pueda producirse el traspaso a los activos a la petrolera rusa y la histórica refinería sanlorencina reciba una necesaria inyección de capitales.

«En los últimos días hubo muchas contradicciones. La realidad es que la planta continúa parada. Hasta que no veamos que llegue un barco con crudo al muelle o llegue combustible procesado para el funcionamiento de la red de estaciones de servicio, estaremos intranquilos. No olvidemos que Oil Combustibles destila, produce, distribuye y vende combustible», advirtió Dossena. «Hasta ayer estuvimos abasteciendo a la red de estaciones de servicio. Hoy, no lo sabemos», completó.

Según indicó el trabajador, «se trata de una situación difícil porque depende del juzgado, de algunas buenas voluntades y de que se abra el juego político y jurídico para que a la compañía le permitan el ingreso de dinero para comprar crudo, que es lo más urgente para poner en marcha a la refinería».

Dossena reconoció que el conflicto en Oil Combustibles, más allá de las complejidades judiciales, fiscales y políticas, tiene una raíz económica. «El problema viene desde hace mucho tiempo. La Afip presentó un recurso judicial porque la empresa le debía 8 mil millones de pesos en concepto de ITC, que es el impuesto al transporte de combustible. Se embargaron las cuentas e intervino un juez. Y los dividendos de la empresa están inmovilizados», lamentó.

Y por último recordó que «hace quince días que se terminó el crudo. Y el barco que tenía que ingresar no pudo hacerlo porque no había dinero para pagarle. Un barco con crudo cuesta millones de dólares. Y una vez que se deposita el dinero, ahí lo descargan». «Como no hay materia prima, nos vimos obligados a detener la planta», concluyó.