El sábado pasado se desarrolló la octava edición de la que se ha denominado «la fiesta de barrio más grande del mundo». Alrededor de dos mil personas disfrutaron de un evento que ya es tradicional en cada comienzo de año. Un lugar con rica historia en la ciudad, que los vecinos se encargan de mantener viva.

La fiesta de Barrio Los Pacuces ya es tradición como evento barrial multitudinario que cada año comienzo de año conjuga celebración, arte y sentido de pertenencia . Alrededor de dos mil personas se dieron cita en Saavedra al 2400, donde en esta ocasión se montaron dos escenarios con el propósito de ofrecer una grilla para todos los gustos.

Muchos participan de esta actividad, pero ¿cuántos saben acerca de sus orígenes?: «Quisimos hacer una despedida de año, por cuestiones climáticas la pasamos una semana y terminamos recibiendo el siguiente. Comenzó como una juntada de amigos donde algunos estaban encargados del asado y otros llevaron sus guitarras para compartir un poco de música», recordó Ignacio Gatti en diálogo con Radio Black 92.5.

Pero la movida fue creciendo y «el espíritu que se fue contagiando». «Los vecinos empezaron a sacar la mesita, la heladerita y sin darnos cuenta tomamos posesión de la calle». De hecho, la fiesta fue mutando a partir del interés de los lugareños que buscaban exhibir sus dotes artísticos y se iban sumando.

Hay un aspecto de la fiesta que es fundamental: históricamente ha tenido un carácter solidario. En alguna ocasión la beneficiaria fue la escuela Nº 113 «Sargento Cabral», así como un niño de la ciudad que estaba atravesando un delicado estado de salud. En esta oportunidad recibirá ayuda el merendero «Mi ángel».

«Creemos en el trabajo colectivo para que el vecindario del barrio sea la amalgama que une el tejido social. Entendemos que es el núcleo que permite que todo funcione, cada uno con su lucha», agregó Gatti, quien manifestó su satisfacción por la repercusión que tuvo la jornada del sábado en los vecinos: «Cuando les gusta a ellos, se acerca al ideal que nosotros buscamos».

El evento reúne a diferentes generaciones. Hombres y mujeres de 80 años fueron los primeros en llegar, y se fueron mezclando con jóvenes de 15 años y niños que recorrían el predio con sus bicicletas. El recambio se fue dando a medida que avanzó la noche y, tal como lo dicen sus organizadores, «se volvió más rockera».

Los Pacuces es una porción de barrio Del Combate. Los mitos urbanos dicen que hace 90 años los pobladores aseguraban que, solamente con un pan duro en un anzuelo se sacaba un pacú. De allí el nombre y una línea de tiempo: fue evolucionando, la zona se fue poblando. Para aquellos que transitaron el lugar por la década del 60, el barrio era sinónimo de partidos de fútbol en un pulmón verde del lugar.

Entre los 80 y los 90, los jóvenes se apropiaron de sus calles para hacerlas sonar con un género que estaba en pleno auge como el punk. «Para cada generación tiene un significado. Quisimos marcar una trazabilidad para revivir todo eso y exponerlo», sostuvo Gatti. De hecho, el trabajo sostenido en el tiempo los ha llevado a cruzarse con datos que pocos conocen: «Personas con acceso a archivos conventuales nos han contado sobre la existencia de partes militares del año 1760, donde se hablaba de galpones con esclavos que trabajaban en la Posta San Lorenzo dentro de la estancia San Miguel». Esos galpones estaban emplazados en el barrio.

Por eso, la fiesta es mucho más que una mera festividad. «Es también una búsqueda antropológica, sociológica. Desde que arrancamos, apostamos a una bajada de línea sobre el sentido de pertenencia. Y lo estamos logrando. Sentimos que ya se ha contagiado el espíritu barrial», concluyó Gatti.

En cuando al evento en sí, la lista de artistas estuvo integrada por La Esencia de la Cumbia, FT y sus Chamanes, Chales Wilson, Soccus, La Banda Municipal, APR Power Folk, Música María Juana Sound System y Juana Mariani. Por primera vez se dispusieron de dos escenarios para disfrutar de todos los espectáculos. La actividad contó con el apoyo logístico de Poco Serio Producciones.